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Mostrando entradas de junio, 2008

El licor de su piel... O-M-A es como el infierno y como el cielo... irreal

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Otras de esas tardes de inexistencia... O-M-A [ Los ojos se le cerraron en el paraíso de la Muerte ] No había fechas ni palabras para decirle, ni a Dios... ni al Diablo Fúnebre, no... [ Entiéndase que O-M-A no está aun muerta, sólo agonizando dolorosamente] Así es O-M-A , tendida en su lecho , en su mismísima muerte... No hay un Ciro que tome su mano, no hay un amante que cubra la perdición de su aliento negro , no hay nada... ¿ Saben que a ella le gustan los días tristes y las nubes negras? [Afuera debería haber un día triste, pero no, es el día más hermoso que se pueda imaginar y yo, como siempre, tengo más desgracias enardeciéndome, porque no quisiera irme aún ...] A mi amada María Tristeza le gustan esos días ( y por ello , hoy no habrá un día nublado de luto, sino felicidad, por fin ha de morir una bastarda) Cada día de la soledad y la agonía le asemejan a la frágil lágrima que escurre en sus mejillas, toma un poco de valor ver sus rasgos murtuorios (se los aseguro, no es nada est

Tuve miedo... La oscuridad brillaba con sus ojos de gato ...¿ me amarás, O-M-A?

Tenía algo... Más allá de todo lo que alguna vez le negó a la vida y la vida le recriminó en los ojos... Ciro Manuel y sus distantes silencios, aumentaban, cada día con terribles consecuencias en la mente de OMA ¡ Oh María , hija de la luz perdida ! Tienes tres semanas hospitalizada, ¿ en qué momento me perdí de ti? ¿ y de verdad, son tres semanas? Recuerda, mi querida Oh María Tristeza, que yo también me he perdido. Mi corazón sabe que ha pasado el tiempo, y no sabe cómo cuantificarlo, quizás, 42 días de sombra en tus ojos me lo digan. ( el trasfondo se pierde y a lo lejos los diálogos mutan en frases simples, que van desde el clásico sonido de un enfermo abandonado hasta los moribundos de media noche) ¡y qué hermosa orgía musical, bendita la orquesta de la muerte ! Hoy, después de que te hallaron por causa de la pestilencia ( no de la tuya, sino la del perro muerto, ese desgraciado animal al que condenaste a muerte con sus enfermedades, la falta de alimentos, de agua, y por último, d